martes, 24 de marzo de 2009

Amanita Muscaria

Nunca habia sentido tanta resistencia corporal, nunca había sentido un mundo tan grande a mi lado, tenía mucha fuerza,caminaron lo suficiente para enconetrarlos, durante horas, y yo veía todo tan grande incluso los amanita en mis manos se agrandaban, las texturas eran unicas, fue un cuento, un cuento magico.


Ni parecido a los acidos, los supera.... ademas místico, ir y buscarlos encontrar todo un bosque lleno de ellos y luego masticarlos con naturalidad.
Masticarlos con ese sabor a champignon que luego se disuelve en la boca dejando el mejor sabor de mi vida

Despues de eso vomité hasta quedarme sin esfuerzos, vomité de tantos colores que supe donde estaba el mal y lo saqué de mi cuerpo, no hay nada más que recordar de la setiada, o como se llame, fueron increibles momentos de locura mistica, de cuentos de hadas con gnomos, con pitufos, en mi casa, momentos en los que traté de recordar si realmente estaba acá o allá, si estaba viva o muerta, volando o en pie. Es una necesidad de seguir escribiendo absurda, no hay hambre, no hay sueño, no hay nada ... solo está la necesidad por decir todo lo que se pasa por mi mente
de potencializarlo, de sentirlo
me agoto de estar así de hiperactiva...
incluso bailé
bailé en la soledad de mi cuarto
bajo los efectos, casi cuando sentí que estalló, fue una carnaval
una experiencia sola, explorandome en el alma, profanandome cada rincón sucio de mi cerebro, cada cosa del pasado que se me devolvía como una ola en plena bravura
allá dejé todo, en el baile de la tarde, oiga sabe algo, me siento muy loca todavía y eso que ya pasó hace horas
cuanto tiempo tardará el efecto?
en este mismo momento quisiera poder bailar
no sé depronto poder hacer ejercicio
me siento tan fuerte... pienso tantas cosas

dudo de la sensatez....
dudo de si hablarlo todo tal cual lo siento, o dejar que todo pase sin decir nada, que se vayan como quien no ha buscado nada, de si actuo o me quedo quieta.

Dudo de quererme quedar quieta, pero temo que es lo mejor que podría ocurrir, bien he entendido que a la raza humana los sentimientos son un temor, las acciones son un atrevimiento, el deseo es morbosidad, las caricias son una busqueda de algo un simple deseo profano. dudo de si me transformo en otro sujeto, en alguien que nada lo demuestre, en alguien que nada pida, o de si sigo siendo aquella que todo lo expresa así no siempre todo se de

son dudas que aparecen en mi mente,,, dudas sobre la duda. Son rafagas de tintes coloridos que me llevan a las metodicas dudas de si soy o dejo de ser, aquí en el majestuoso momento del cambio, es donde aparece el umbral de esa sensibilidad monstruosa que llevo adentro. No aprecio más que esa hermosa capacidad para amar, pero me pregunto si sea capaz de darlo todo otra vez.

las catapultas que me enviaron al castillo venían cargadas de un pasado que duele, en el que yo siempre lo doy todo, y no soy una victima, muy feliz me he sentido de amar de esa manera, pero no sé si deba hacerlo una vez más, siempre habrá ese sabor a derrota al final, como el sabor del vomito cuando deja de salir, lo que cae en la garganta y parece quemar el estomago. siempre habrá esa sensación y yo siempre he de sentirla, una y otra vez. ¿Pero como negarme al encuentro de la inusitada imagén del beso?
eso es imposible
... un beso es algo más que una imagén, claramente lo sé.

"la petite mort"

Abrí la puerta que lo desplaza a uno del frío de la noche al calor del sexo del bar, entré sigilosamente haciendo de rodillas mis talones, me balanceé sobre el sostén de la escalera y volé con polvorientas ráfagas que emanaban de sus ojos. Así fue como nos encontramos, sin más que los recuerdos que ataban nuestros pasos. La verdad, no era el mejor momento para el encuentro, aún no me sentía preparada para tal reunión, pero sabía que haber entrado en esa puerta me llevaría a sus ojos, y que sin evitarlo aquel personaje habría de huir, como lo hizo.
durantye horas todos sus amigos se paseaban con ese fastidioso olor, sus amigos, a quienes odiè desde el mismo momento en que escuchè sus nombres, ya la duda no hacía nada, habían pasado meses con ella en la garganta.
Todo cambió cuando apareció entre la muchedumbre caliente de ese asqueroso tugurio y me dijo con esa alborotadora voz de niñito -¿podemos hablar? Asentí con la cabeza pues la voz no me salió en el momento, me quedé extasiada en sus ojos de ese color indescifrable que se habían enterrado tantas noches en mi memoria sin dejarme otro escape que el sueño. Vi en ellos la inocencia de quien ha amado con dolor, y la codicia de quien añora volver a aquellos tiempos, vi en sus pupilas las drogas que se había metido y el insoportable dolor que le causaba besar a quien no amaba.
Allá en ese rinconcito, no hubo más que música y luces alternando la algarabía, no recuerdo mucho el aspecto de su cuerpo, ni su rostro en general, aquella era una noche cargada de pasado que me llevaba a la profanación profunda de mi alma. Una más de esas que soñé, esta vez acompañadas del recuerdo que se había alejado tantas otras veces del amor.
Resucité como quien ha tenido que vomitarse en su pasado, y arremetí sobre las risas mientras me hablaba, con sensatez cada palabra que decía era obnubilada por el ruidito del lugar. Me reí con tanta fuerza que solo recuerdo haber visto su pelo cambiar de dirección, ahí terminó todo, entre mis risas y mi llanto, entre palabras y silencio, entre el eco de su desesperante voz y la calma de mi alma. Allí se separaron nuestros mundos para siempre, cuando comprendí que entrar al calor de ese lugar me llevaba a la lastima que le tenía a su alma, hoy solo tengo esporádicos recuerdos en el tiempo, inmaculados en sus ojos que se cerraron la noche que dejé de sentir amor.