domingo, 23 de enero de 2011

uno más para el blog...

Cómo aquella tarde que entendí que despertar no era tan hermoso.
O ese día que vi sus ojos y supe que ya no era su adoración,
quizá la madrugada que cayó sobre mi piel helada me enseñó que vivir no era tan fácil...

Y yo que me quedé detenida esperando el paso del tiempo. Por qué no podían entenderlo? yo era diferente, sentía y vivía así, no había nada que me importara tanto como al resto, ni nada que esperara con ansiedad para ser mejor. Adentro estaba todo lo que necesitaba, mi vida eran mis huesos y mi piel exacerbadas ante la hecatombe.

Yo solo quería estar en la madrugada esperando el amanecer y deleitarme de aquello que yo no podía creer. Pero nada era tan sencillo, tenía que demostrarle a muchos a que me iba a dedicar y cuanto iba a producir.

Era una estupidez intentar ser diferente, tenía que ser igual a los demás y llevar una vida de sueldo tal vez con horarios estrictos y el denominado "estrés" en mi columna vertebral. Si no lo hacía así, tal vez entonces tendría que hacerme llamar pobre y vivir limitadamente (asunto que se me hacía atroz pues con hambre no podría pensar)

Al fin y al cabo los hombres con nuestro avara manera de ver la vida nos cagamos todo, y por ende al resto de la humanidad que venía atrás. Tan cagados como que ahora solo pensamos en producir y cuando eso no ocurre entonces nos hacemos llamar "Buenos para nada"

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