martes, 4 de mayo de 2010

Abriendo los ojos

Hace varios días no escribo, no sé si eso sea bueno o malo, quiza es una mixtura. Estaba recordando el gaban negro de aquel entonces, con las multiples tiras de colores llamativos que se empeñaban en enceguecer a los asistentes. Había un dramatico pero insesante escandalo de un lado del escenario, lo que venía, no era más, que un silbido fugaz que me hizo ver ese espacio, un recondito, humedo, y sucio lugar en donde se apilaban mis emociones. Lo recuerdo fríamente, era la soledad, en busqueda de un yo, ese que llora sin entender porqué.
Había perdido todo, los amigos, el amor, la familia, la reputación en la universidad, incluso, había perdido el dinero. Con los amigos fue algo, mas bien extraño. No fue una perdida como tal, siento que los alejé con esa intención, esperaba mucho de ellos, esperaba afecto sin mesura y cuidados intensivos a esa depresión que me carcomía sin entender como sacarla de mi cuerpo. Ellos esperaban de mí la misma diversión, el mismo frío humor, el cariño que ofrecía, y yo ya no era nada más eso. Cuando partió se llevó todo consigo.

En el caso de la familia, es diferente, mi hermanita de tan solo doce años, era la unica que me entendía sin entenderme, ella sabía que yo solo necesitaba su afecto y sin espera de respuestas me daba su amor, pero eso no ocurría con mi padre o mi hermana del medio, quienes, parecían estar decepcionados, amilanados por mi abrupto cambio de personalidad. Aunque mi padre suponía que era una estrategia más, él siempre pensando en estrategias, en mercados, en suplantaciones de identidad, en capitalismo puro. Con un alma tierna pero llena de prejuicios que no le permiten darlo todo, con un cariño frivolo y mucha exigencia. Aveces me abruma tanto, que le digo, es demasiada información. Como ayer, cuando ocurrió el robo, solo le hice la llamada, le conté del asunto, y me dijo, hay que ir a la oficina de riesgos, ¿quién carajos sabe donde es eso?, ademas yo solo buscaba que me entendiera.

En el amor, ese tema, el mismo de hace seis años, ahora mismo me pregunto si haya otro tipo de historias que haya narrado acá diferentes al amor. Es insolito conocer cuerpos que solo existen para dar amor y esperar retribución, aún lo es más, recibir la esperada retribución y sentir que no es suficiente. Mi mal de amor, me tiene ensordecida.

Tanto habré juzgado a quien me pedía dinero, a quien busca mis emociones para que me apiade de su alma y le regale algun centavo, y hoy soy eso, Im begging!

Con la insolita sensación de quien lo tiene todo y adentro está vacio, o aquel, que lo recibe todo, y no cataliza lo que recibe, me sumo en la sensación del desarraigo, de la huerfandad, del suicidio.

¿Cuántas noches no ha pasado eso por mi cabeza? cuento mis sueños temiendo no cometer una locura en medio de esa rituna. Me los cuento a mi mísma, ¿servirá?
Tantas veces he escuchado el sonoro comentario de "puedes confiar en mí" no hay nadie al rededor, no quiero a nadie, si pudiera encendería el vuelo, cabalgaría sobre un unicornio y me lanzaría entre las profanas nubes.

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