domingo, 3 de junio de 2007

Esa ciudad... de calles apasionantes


Es quizá el final de una historia que ya fue contada y que temo dañarla, el final de una historia de cuatro noches que parecieran haber sido mil años.
Conocí el imponente centro de la ciudad y sus alumbrados que de noche me hacían olvidar la tristeza y nostalgia que me producía estar sin comer, conocí conocí a alquien, compartí a su lado los desgonces de aquellos días y su amor que me alimentó de ilusión cada segundo de aquella aventura.


conocí a sus amigas, fieles compañeras de aventuras, caminamos sin temor por el crepúsculo a seguir y las ganas simplemente de acontecer en las mañanas, ellas parecían olvidar que tenían casa y recorrían a mi lado la ciudad, con semblante de campeonas recorrimos sus calles y sus unidades( como allá le llaman)…


Esa ciudad, cuna de los desventurados colombianos que buscan amor de sus calles y ellos, seres deambulantes que parecen a mis ojos extraños de calle en calle
Y de pronto en la inmensidad de sus calles interminables, encontré su mirada que se alimenta del amor que va con él derramandose sin piedad, sin descanso, apresurando el paso al temor de quienes aún no saben amar.

Su mirada fija y calida cosquillea mi cuerpo y me hace perder en las ínfulas de la pasión que se esconde en la ciudad...

Era el magnánimo amor que alimentaba nuestra nostalgia de correr por sus calles sin haber comido antes
Pero era también el hambre el que nos empujaba a seguir juntos, su sonrisa y la de mis amigas, sus incontables chistes y locuras derribadas por la insolencia de quien ha amado y sabe que algo pasará en poco tiempo, se mezclaban cuan ingenua mi mirada ante el rito del amor que se presenciaba en nuestra cercanía
y ellas, con sus inapagables corazones
cobijaban nuestro amor. Amadrinaban esto que empezaría y que como en algún papel escribí jamás se acabaría, pero que en mi silencio sabía que realmente se encapsularia en dolor mas adelante, eran las risas quienes como fantasmas nos hacían deambular por las inacabables calles de Mientras por simple casualidad una calle nos separaba, me puse nostálgica, pues en aquel momento comprendí que en algún momento me iría de allí. un palpito me llevaba a la intensa nostalgia de quien sabe que en algún momento a su vida volverá y la felicidad de nuestro encuentro
Esta vez enmarcado por el calor de sus gentes
que nos ofrecían los mejores cuatro días de nuestras vidas
Ahí, a mi lado en las noches su cuerpo lastimado reposaba en mi pecho y su respiración me hacía olvidar que somos humanos y algo nos va a pasar…
Mientras mi corazón derribaba con silencio el temor a perderlo bajo las frías noches que solo los amigos patrocinaron dormíamos cuan enamorados deseaban jamás despertar. Era el anuncio de un amor que cupido jamás acabaria hasta que llegara el momento del adios, y el deseo de besarlo y perderme en sus labios los que no lograban hundir el sueño de nunca jamás de su lado irme…

Entre risas y deseos nos tomábamos de la mano cuando el mundo nos ignoraba, nos besábamos en las sombras de la verdad o en el silencio de su mirada cuando con su nobleza me envestía a la absoluta verdad de su corazón. A la transparencia de nuestro amor al ruido de los hombres que buscando encuentran un buen día lo que tanto buscamos, el amor…