lunes, 11 de junio de 2007

Perturbación de mis sentidos

Corre un frió que me tiene perturbada, es un frío silencioso y letal, me pasa la sangre rápidamente por la venas y siento que estallan como ráfagas polvorientas en navidad, me quiero exorcizar de su amor, me quiero perder en el bosque de la desilusión y volver al paraíso del amor en donde miles de mariposas recorran mi estomago para sentir de nuevo esa emoción. El silencio de ese frío produjo una hecatombe invencible en mi corazón, ha llegado el momento de la perdición y con ella la decepción me calcina, me recorre cada minúscula parte de mi rostro y me transporta a necesitar sus ojos, o solo una palabra, solo su voz quiero sentir en esta cruel navidad que me invita a despedirme de su amor, esta navidad que me invita a olvidar todas las osadías a su lado, y así quiero correr lejos en este invierno mental que me hace ver sombrío mi futuro.

Quiero quedarme adormilada a su lado hasta volver a ver la luz de la tranquilidad junto a mi ventana en un amanecer cualquiera de colores que me haga recordar que aún puedo sentir el cuerpo de un hombre tocarme en las mañanas.

Quiero recorrer el camino de la felicidad y me resguardo en su amor que produce aun más tristeza acumulada. Cuando escucho su voz, mi corazón estalla en mil pedazos y fragmentos de él se dispersan en el aire que respiro, en las noches cuando tengo sueño y él aparece ahí, pienso silenciosamente en el grito interior que me genera recordar su adiós y no puedo decir que no es amor, pues la nostalgia de su distancia me evoca a respirar fuertemente y la felicidad de su falsa llegada se entrecruza en mis músculos, así me hace sentir de nuevo viva.

Él es una alucinación impropia que camina por mis pensamientos, es el aroma que me despierta y el deseo de verlo conectado cada mañana frente a mi computador. Él es todo lo que necesito, me pregunto si su distancia en algo opaca este sentimiento, y estoy segura que su lejanía es el alimento de este amor que se pierde en los jardines de la lujuria y el deseo mezclados con el amor y la felicidad. Él es todo y más que eso que siempre esperé, él es la placidez de mi cama en la que me recuesto a la espera de su inconstante llamada de esa su variable llamada que en cualquier momento me sofoca el alma y me hace suspirar lentamente…




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