domingo, 20 de mayo de 2007

El acantilado



/fragmento/


Las huellas de sus miradas se colorearon en mi rostro, esas huellas que parecían no hacer más que pedir a gritos la indolencia de su mirada y que se prolongara como quien simplemente desea ser atendido con un beso.

Las huellas dejadas por sus labios en la comisura de los míos, se reflejaban en la sed que padecía mi cuerpo al verla emprender su camino lejos de mí, su mirada parecía confundirse con las sombras de la noche.

De pronto el silencio de esa noche se penetró en mis órganos, ese silencio que provocó esa celeridad melódica que se entreveía en mis piernas y ella se quedó.

El ritmo de nuestras miradas se agrandaba en aquel acantilado frío y desolador. Y yo pensaba, ¿por qué palpita mi fondillo, mi profundo pozo lleno de apetito, ese muslo enternecedor que se pasea por mi cabeza cuando se le antoja al pensar en esa noche? Hace falta dejar de pensar en esa mirada que me penetraba hasta el alma aquella noche silenciosa y devastadora, hace falta simplemente hacer de esa noche un deseo impropio que se lleva mi cabeza como una niña a su muñeca.

No había más que las dos, esas dos que se volvieron uno y que entraron perversamente en el mundo del erotismo. No había más que ese deseo de comernos los labios a mordiscos y decirnos: te amo, te deseo.

Esas miradas perversas que se llevaban los pensamientos y los encapsulaban en posibles actos, me rodeaban, me cercaban y me preguntaba: ¿acaso estaré siendo algo menos que una pervertida? ¡Pero que importaba si sus miradas me decían que pensaba lo mismo que yo!

De pronto arremetió sobre mi vulnerable cuerpo para besarme el cuello, ¡que sensible soy! Lo pensé, y con un suspiro me embriagué de su olor tan cerca de mí. Sus manos parecían encontrar mis recintos más débiles y juguetear con mi ritmo cardiaco, se habían vuelto maquinas buscadoras de placer, y yo... me deleitaba con su olor, ese olor a mujer que me enloquece, un olor vulnerable, ensoñador y pasional que me hace sentir placer.

No podía quedarme atrás, así que mis manos buscaron su cuerpo y como un par de niñas nos asombrábamos de la piel de la otra, se fundían las dos y se llenaban de esa sustancia que no perdía la forma del amor.

Mi cuerpo temblaba, sí, era el frío, como negarlo, pues empecé a desnudarme lentamente y a desnudarla, allí encontré el placer de verla y de que me viera. En silencio y con profunda necesidad de un abrazo nos entregamos un mirada que buscaba simplemente contacto. Me abrazó, pudo leer mi necesidad, lo pensé. Así que sin palabras entramos al mundo de la fantasía, ese mundo me extasiaba y me dejaba sin respiración, de pasadizos jugosos, ese mundo de ella y mío que partió en el principio de un beso, en el rozar de sus labios con los míos y en su lengua que recorría lentamente mi cuerpo sin tregua.


¿Por qué yo no puedo ser la protagonista de este acto?... lo pensé pasivamente, así y sin mas pensamientos le recorrí su estomago con mi dulce lengua deseosa por su piel, buscaba sus puntos débiles; ella los señalaba con quejidos débiles y pasionales, ahí estaban sus hermosos sus senos, jugueteaba con ellos mientras me besaba, sus manos aun recorrían mi cuerpo y yo parecía haber perdido la respiración en algún momento o haber sentido por primera vez mi organismo desordenarse sin poder calmar el deseo, algo raro pasaba y solo me dejaba llevar.
Sabía leer mis necesidades, así que sin más que su respiración se paseó por mi oído débil y estremecido, me dijo: -te amo, y me encendí en ráfagas de pasión que se clavaron en su pecho, su respiración me transportó al silencio de la noche, sentí deseos de morderle su piel, de comerme sus huesos, de llevarme algo de ella para siempre, deseaba un mordisco lento que envenenara ese momento de pasión ardiente. Encontré en su cuerpo esa cobija que buscaba, junto a mí, inmediatamente al frente estaba ella y su abrazo que siempre era oportuno.

Un deseo de bajar por sus curvas me estremeció el alma y empecé lentamente a bajar con la lengua sin darme cuenta, su olor me llevó al palpito de ese momento, sí, estaba ahí, junto a sus genitales, pasaba la lengua por ellos,y su olor a sexo vaginal me estremecía el alma, su pudor me entregaba un sabor virginal que me enloquecía aún más, sentía placer y la mismo tiempo vergüenza al derramar su calor en mi pesarosa piel, esa dulce timidez se convertía paulatinamente en su mayor virtud y mi deseo por ella el mejor aliciente para mi dolor.

De pronto mi silencio y sus gemidos se unieron, un gritito lento pero letal se aproximó a sus labios, sí, ella estaba feliz y yo aún mas por haberla hecho sentir. Se apresuró a tocarme la cara y me decía: -te amo, te amo, como solo una mujer enamorada puede hacerlo. Esa naturaleza humana la llevó a buscarme mas cerca, observé lentamente y vi con demasiada rapidez nuestras siluetas que se reflejaban en la pared rocosa del acantilado, parecíamos un solo ser, respirábamos agitadamente y ella me besaba el cuello, siguió ese febril acto de desbordante pasión porque ella se apresuro a tocar mi espalda, sin palabras me entregaba con su saliva el amor que sentía, emanó su deseo con el temblor de sus manos tocando mi piel, no había mas que mi cuerpo agitado y sus besos. Ella bajaba calculando mis necesidades, besaba mi entrepierna al mismo tiempo que con sus manos tocaba todo mi cuerpo, mis ojos buscaban su rostro y allí la vi, con esa carita de ángel me entregaba el mejor momento hasta entonces vivido, sentí sin mas preámbulos, el momento orgásmico, como describirlo sino diciendo que a mis genitales entraba en río con sus aguas enfurecidas y se regaba por todo mi cuerpo como lava a punto de quemarme sin dolor y con impetuoso placer, como si entre el agua hubiesen venido explosiones mi cuerpo se paralizó, miles de mariposas entraban por mi organismo descontrolado y encalambraba los músculos que para entonces reflejaban el cansancio de toda esa noche. De repente mi cerebro me dijo; ¡te ha hecho feliz!, ¡ella te ha hecho feliz, aún mas feliz!. Así paso, no fue más, no fue menos, fue el sublime momento en que todo su ser penetró mi alma.

1 comentario:

"Verba Volant, Scripta Manent" dijo...

Paola la lectura atenta de tu texto devela tu lenguaje poetico, tan cercano al espacio de lo sublime y lo profano, con una linea divisoria tan pequeña, que puedo decirte, despierta mi gusto por lo erotico y lo tanatico.
tu amigo...........John Garzón.